RUTA D | REGIÓN DE LOS LAGOS

La región de los Lagos es única en sus paisajes y por sus contrastes: cerros con nieves eternas, arroyos, lagos, bosques, estepa, ciudades y pequeñas villas de montaña. Los viajes por esta región pueden ser planteados en cualquier época del año. En el invierno, la nieve es la que va a marcar el viaje y sus tiempos, siendo el principal atractivo y su limitante. En la primavera, veremos la mixtura entre la nieve y el reverdecer de la naturaleza. En el verano, el verde de los bosques y el azul de los lagos serán los que dominen el viaje. Y en el otoño, los amarillos, los ocres y los rojos y naranjas, mostrarán un paisaje muy diferente.

La ruta se inicia en la ciudad de Neuquén, escala ideal para hacer noche previo al primer día de caminos de montaña. Una ciudad que ha tenido un crecimiento exponencial en los últimos años y que se vivencia en su ritmo de gran ciudad. Los primeros kilómetros sinuosos nos llevan a la Villa El Chocón, un pequeño pueblo recostado sobre el embalse Ezequiel Ramos Mexía (que a veces erróneamente llamamos El Chocón, nombre de la famosa central hidroeléctrica). Con un paisaje asombroso de costas recortadas, farallones y acantilados, el pueblo tiene un importante museo paleontológico, múltiples miradores, la central hidroeléctrica y hasta ¡huellas de dinosaurios!. Luego de pasar por Piedra del Águila, y hacer la clásica parada técnica, pasamos por Collón Curá, abandonamos el río Limay y para dirigirnos a Junín de los Andes. Ubicada en una zona de contacto entre los bosques y la estepa, esta pequeña ciudad que surgió como emplazamiento militar tiene su perfil propio. Sitio ideal para hacer base y escalar el volcán Lanín o navegar el Huechulafquen, también es un importante centro de peregrinación a partir de su increíble Vía Christi y el santuario de la beata Laura Vicuña y fiestas nacionales, como la Fiesta de la Trucha y la Fiesta del Puestero.

La siguiente parada es San Martín de los Andes, una ciudad bella ubicada en un angosto valle que culmina en el lago Lacar. San Martín es atractiva por sí sola, pero a sus alrededores suma atractivos de gran importancia, como el cerro Chapelco, la apasible Quila Quina, Hua Hum y las termas del Queni, el lago Lolog y los miradores como el Bandurrias. Desandamos el camino de los Siete Lagos (hoy completamente asfaltado) y podemos hacer paradas en los múltiples puntos panorámicos sobre los espejos lacustres: Machónico, Falkner, Villarino, Escondido, Espejo (Grande y Chico), Correntoso y finalmente el Nahuel Huapi, casi el rey de los siete. A mitad de camino, la recomendación es desviarse al lago Traful y llegar a la pequeña villa homónima, para caminarla un rato y cruzar en un semirrígido (hoy se lo llama zodiac) al Bosque Sumergido, un atractivo único y fascinante.

La siguiente parada es San Martín de los Andes, una ciudad bella ubicada en un angosto valle que culmina en el lago Lacar. San Martín es atractiva por sí sola, pero a sus alrededores suma atractivos de gran importancia, como el cerro Chapelco, la apasible Quila Quina, Hua Hum y las termas del Queni, el lago Lolog y los miradores como el Bandurrias. Desandamos el camino de los Siete Lagos (hoy completamente asfaltado) y podemos hacer paradas en los múltiples puntos panorámicos sobre los espejos lacustres: Machónico, Falkner, Villarino, Escondido, Espejo (Grande y Chico), Correntoso y finalmente el Nahuel Huapi, casi el rey de los siete. A mitad de camino, la recomendación es desviarse al lago Traful y llegar a la pequeña villa homónima, para caminarla un rato y cruzar en un semirrígido (hoy se lo llama zodiac) al Bosque Sumergido, un atractivo único y fascinante.

El tramo final del viaje es el «plato fuerte»: Malargüe. Poco se la conoce a esta ciudad casi patagónica, pero desde ella conoceremos algunos de los paisajes más increíbles de la sección media de la Argentina. Empezando por la Payunia, un vasto territorio volcánico que nos hará sentir en Marte o en la Luna, donde pasaremos revista a los colores y formas orográficas más diversas en un terreno «en formación» (de hecho, debajo de nuestros pies la actividad es constante). El volcán Malacara, nos recordará a las películas del oeste de EE.UU y la laguna de Llancanelo, si la presencia de agua lo permite, nos presentará a una de las colonias de flamencos rosados más grandes del planeta. La Caverna de las Brujas, nos iniciará a la espeleología con un recorrido digno de un libro de Julio Verne. Los imponentes Castillos de Pincheira nos develarán la historia de una banda de bandidos rurales liderados por los hermanos Pincheira que en el siglo XIX asolaban pueblos de uno y otro lado de la cordillera y que se guarnecían en la formación montañosa cercana a Malargüe. Y unos kilómetros más cerca de la cordillera, más termas, estas en un lugar más recóndito: las termas de Cajón Grande. Tampoco podemos dejar de mencionar la cascada de Manqui Malal, otra visita increíble para un destino desconocido e impresionante.